La tentación vive en el Bellas Artes..

Es curioso como el mobiliario urbano de una ciudad como la Villa y Corte de Madrid a veces te envía signos, que en el mayor de los casos no entiendes, y que pasados los dias, cobran sentido.

Durante mi semana estrepitosa trabajando de allá para acá, en esos momentos del dia en que "no me daba la vida" ,giraba mi cabeza y ahí estaban las dos, una con mirada dulce, a la par que tierna, con esa dulzura que da la candidez de ser doncella pura y virgen, con esa mirada de inquietudes varias, con esa mirada de ilusión por querer saber lo que el destino y la vida misma , le deparara..

Y por otro lado, la otra, con mirada firme y regia, con esa mirada de seguridad que te da saber que eres tu mismo quien controlas tu vida..

Me refiero por supuesto, a María Adanez y Cristina Marcos, ambas protagonistas de "La escuela de la desobediencia" que bajo la dirección de Luis Luque, nos enseñaran a "desaprender lo aprendido" en el Teatro Bellas Artes
hasta el 15 de Julio.

Pocas veces en un mismo escenario se juntas dos de las grandes en el ámbito teatral.Haciendo memoria, creo que la ultima vez que sucedió, fue viendo a Nuria Espert y Rosa María Sarda en "La casa de Bernarda Alba".....

Al entrar al patio de butacas, ya entras de lleno a la historia, trasladándote a la Francia del siglo XVII, a través de los acordes de Sofía Alegre y el canto de la soprano  Rosa Miranda, las cuales acompañaran durante el transcurso de la obra a las dos protagonistas.

Maria Adanez es Fanchon, una pizpireta doncella, que ávida de conocimiento, descubre a través de su prima Susanne (Cristina Marcos) cuales son las reglas de la sociedad que la ha tocado vivir.

En una Francia en el que el papel de las mujeres es ser casada,monja o prostituta, Franchon descubre todos los placeres carnales de la vida de la mano de su prima, la cual de una manera magistral, se deleita en la explicación de dichos placeres,los de la carne y los del espiritu.

Ver a ambas protagonistas desnudarse de cuerpo y alma en el escenario,a través de sus relatos, es un ejercicio de interpretación absolutamente delicioso..

"La escuela de la desobediencia" habla de doble moral, habla del ansia de aprender y del ansia de enseñar, habla de "secretos que no son secretos, porque no hay nada que ocultar", habla de sexo hecho sensualidad, habla de desparpajo versus timidez..

Ambas protagonistas son cómplices en el escenario, se complementan a la perfección, y eso el publico lo nota nada mas empezar la función.
Entre el publico caras conocidas como la del actor y director Josep María Flotats, que cual "obispo", con su presencia,otorgaba su bendición a la obra..

Obra altamente recomendable, e incluso me atrevería a decir,necesariamente imprescindible..

A sus pies Miladys...

Agradecimiento al equipo de Social Media del Teatro Bellas Artes
,por su difusion de las artes escenicas en las redes sociales (@teatrobellasart)

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