El poder de la esencia

Es curioso como el ser humano, cuando pasa la cuarentena, tiende a volver a los orígenes..

Es como si necesitara volver para cerrar círculos que quedaron no cerrados ante miles de experiencias vividas..

A veces volvemos con curiosidad, sin tener pretensiones de recordar nada en particular, solo por la fuerza de que algo o alguien te empuja a volver..
Y lo mas curioso es que cuando a mi me ha pasado, siempre he hecho regresiones a través del olfato..
Hace un año por trabajo tenia que ir a Valladolid desde Madrid una vez por semana, y un dia no pude evitar escaparme para ver el portal del edificio donde vivió mi abuela materna con todos sus hijos y donde yo pase casi todas las semanas santas de mi infancia...

Cuando llegue al portal, ahí estaba la escalera de madera perfectamente barnizada y conservada que me llevaría hasta el ultimo piso donde vivía mi abuela..

Subí hasta el ultimo piso pensando que desde algun ventanal del rellano podría ver los ventanales que daban a casa de mi abuela y por los que tanto había corrido..aquella cocina de fogones metálicos y de carbon y aquellas camas metálicas con aquellos cuadros mortuorios que las vigilaban...

Cuando llegue a la puerta exhausto por haber subido los 5 pisos, me encontré una puerta nueva en la que ponía el nombre de una mujer que no recuerdo el nombre pero que debajo ponía "Psicóloga",

Titubeante estuve en silencio delante de aquella puerta, con ganas de llamar y que la ocupante quisiera enseñarme en lo que se había convertido la casa de Mi abuela..

Yo en cambio, la diría donde estaba el cuarto del carbon,el cuarto de la costura, la mesilla camilla con el hornillo que nos calentaba los pies en invierno, y donde estaban todas las habitaciones una por una, tal y como las retenía mi cabeza..

Por otro lado, pensaba que seguro que la nueva imagen de la casa me defraudaría y que haría que mis claros recuerdos se nublasen..y se distorsionaran..

Aparte pensé que como la chica era psicóloga, si me abría la puerta y le empezaba a soltar mis emociones por la boca, seguramente me dejaría entrar pero no para visitar la casa, sino para tumbarme en un diván...

Pasaron los minutos y allí estaba yo hiperterrito, parado, dudando que hacer..

Pasados unos minutos, se oyeron voces dentro, como si alguien fuera a salir y antes de que me vieran hecho un pánfilo delante de una puerta, eche a andar escaleras abajo...

Y en ese momento, se hizo el milagro..

Al subir las escaleras no me había dado cuenta ya que iba nervioso y fatigado pero al bajar agarrado a la barandilla, cuando la solté,llego a mi pituitaria el mismo olor que me llevo 20 años atrás.., ese olor característico que impregnaba la escalera de madera y que todavía pasados los años, ahí estaba...

Entonces empece a sonreír, mientras que restregaba mi mano en la barandilla, llevándomela a la nariz, como si de una colonia se tratara..

Era el olor de mi adolescencia pucelana.

Fue entonces cuando me di cuenta, de que aunque las cosas cambien, siempre queda alguna esencia que te hace volar atrás en el tiempo,y que seguro que es mejor experiencia que sentarse en el diván de una psicóloga pucelana.

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